Inyectar insulina es mucho más sencillo de lo que parece. Solo deberás seguir los pasos que te dejamos en este artículo.

La insulina es parte del tratamiento de la gran mayoría de personas que viven con diabetes, ya sean de tipo 1 o de tipo 2. Aunque algunas de esas personas utilicen bombas de insulina, la mayoría optan por, ellos mismos, inyectar insulina según lo que necesiten en cada momento.

La insulina se inyecta entre la piel y el músculo, por lo que las agujas no tienen nada que ver con las que nos vienen normalmente a la mente. Son muy cortas y finas y apenas se notan al pinchar.

Una de las claves más importantes para inyectar insulina correctamente es no dudar. Estar seguro de los movimientos que haces y ser rápido tendrá mejores resultados que pensárselo demasiado.

Con un poco de paciencia y práctica conseguirás hacerte todo un experto en inyectar insulina de manera sencilla e indolora siguiendo los 6 sencillos pasos a continuación.

Inyectar insulina con jeringuilla y viales

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En caso de que hayas escogido inyectarte con jeringuilla, estos son los pasos que tendrás que seguir.

Revisa la insulina

La insulina, al igual que todos los medicamentos, tiene una fecha de caducidad y puede ponerse mala. Por seguridad, es mejor que la revises antes de inyectarla. Si está caducada o ves que tiene una textura rara, o que no tiene el color de siempre, no la uses.

Para evitar que se estropee, si está cerrada, consérvala entre 4º y 8 º C. En la nevera, por ejemplo. De esta manera te durará hasta su fecha de caducidad sin problema.

Si ya la has abierto, puedes dejarla a temperatura ambiente. Evita que pase los 30 º C o que le dé la luz solar de manera directa. Recuerda que solo se puede utilizar 30 días después de haberla abierto.

Busca todo lo que vayas a necesitar

Es importante que, antes de que te limpies las manos, pongas a tu alcance todas las cosas que vayas a necesitar para inyectar la insulina. Necesitarás las siguientes cosas:

  • Jeringa con aguja
  • Gasa
  • Alcohol
  • Un sitio seguro donde depositar la jeringa después de usarla
  • Insulina

Escoge dónde vas a pincharte

Las mejores zonas para inyectar la insulina son las zonas de grasa, ya que son más blandas. Es importante también que vayas cambiando dónde te inyectas para evitar las lipohipertrofias.

La mayoría de las personas deciden inyectar la insulina en la parte baja del abdomen. Pero te dejamos las opciones más comunes para que escojas la que se te haga más cómoda:

  • Bajo abdomen
  • Parte posterior de los brazos
  • Parte superior de los glúteos
  • Parte exterior de los muslos

Límpiate las manos y la zona donde vayas a inyectar la insulina

Limpiarte evitará posibles complicaciones. Antes de empezar, lávate las manos para reducir las posibilidades de contraer infecciones.

Además, deberás limpiar también con alcohol y una gasa la tapa de goma del frasco de la insulina. Con otra diferente limpia la zona en la que hayas decidido que te vas a pinchar.

Llena la jeringa

Una vez que hayas hecho todos los pasos anteriores, pon el frasco que contiene la insulina en una superficie plana. Coge la jeringa y, sin insertarlo en el bote, únicamente con aire, tira de ella hasta que marque la cantidad a inyectar.

Inserta la jeringuilla en el bote y expulsa el aire. Esto creará más presión dentro del bote y te hará más sencillo sacar el líquido. Seguido, pon el frasco hacia abajo y tira de la jeringuilla hasta que se rellene con la cantidad que debes inyectarte.

Trata de no dejar que entren burbujas, pero, si se te cuela alguna, puedes sacarla dando pequeños golpes o presionando un poco la jeringuilla. Una vez que tengas la dosis adecuada, saca la jeringuilla del frasco. Evita tocar nada con ella para que se mantenga desinfectada.

Inyéctate el líquido

Para minimizar las molestias al pinchar, te vamos a dar algunos trucos que quizá te sirvan:

  • Sé decidido con tus movimientos
  • No muevas la aguja una vez que la hayas clavado
  • Inyéctate en un ángulo recto
  • Saca la insulina para que esté a temperatura ambiente, será menos molesto

Ahora sí, vamos a ello. Pellizca la piel donde vayas a clavar la aguja para evitar coger músculo. Agarra con firmeza la jeringuilla y, sin pensarlo dos veces, clávala en el trozo de piel que has pellizcado. Vete vaciando la jeringuilla poco a poco. Cuando ya hayas inyectado todo el líquido, espera un par de segundos y saca la jeringuilla.

Después de sacarte la jeringuilla, deposítala en el recipiente que hayas escogido y, si ves que sangras un poco, no pasa nada, presiona la zona con una gasa y ¡listo!

Inyectar insulina con pluma

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En el caso de las plumas, los pasos a seguir son los siguientes.

Saca la pluma de la nevera

La insulina fría es mucho más incómoda al ser inyectada. Es recomendable que 30 minutos antes la saques de la nevera y la dejes a temperatura ambiente.

Revisa la etiqueta

Al igual que con los viales, es muy importante que revises la etiqueta de la pluma. En ella encontrarás la fecha de caducidad y el tipo de insulina y su concentración. Si estos datos no son correctos o está pasada de fecha, es mejor desecharla.

Lávate las manos

Para prevenir infecciones, es muy importante mantener siempre las manos desinfectadas. Deberás desinfectar también la zona donde vayas a pincharte.

Prepara la pluma

El primer paso para preparar la pluma es quitarle la tapa y limpiar la boquilla con alcohol y una gasa. Una vez hecho esto, coloca una aguja nueva en la pluma y, una vez puesta, destápala. Con la aguja lista, es importante sacarle el aire a la pluma para evitar molestias y, tras esto, deberás marcar la cantidad de unidades que necesitas inyectarte.

Procede a inyectarte la insulina

Una vez hayas hecho los pasos anteriores, para inyectar la solución debes seguir los mismos pasos que con un vial. Agarra un trozo de piel, preferiblemente de grasa, inserta la aguja y vete liberando poco a poco la insulina. Cuando te hayas inyectado toda la dosis, espera un par de segundos y saca la aguja.

Deshecha la aguja utilizada y guarda la pluma

Tras inyectar la dosis recetada por tu médico, deberás retirar la aguja con cuidado de la pluma. Deséchala en un sitio seguro. Tras esto, puedes guardar la pluma en un lugar que se encuentre a temperatura ambiente y sin que le dé directamente la luz del sol.

Recuerda que, en la diabetes, es esencial crear hábitos y rutinas, como por ejemplo, comer a la misma hora. Esto te ayudará a mantener unos niveles de glucosa más estables y, por lo tanto, más predecibles. Sin embargo, si todavía no tienes cogido el hábito, asistentes como Cori te pueden ser de gran ayuda en esta tarea.

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